"El murmullo del caos" por Aimée Gabriela

 

Abro los ojos. Sí, estoy viva. Los cierro. Ese fugaz instante en el que no sé mi nombre, mi historia, en el que solo existo. Me habito tranquila. El microsegundo entre la consciencia y el silencio. Comienzo a descifrar ambiente, olor, temperatura, sonido. Ya sé quién soy. Comienza el constante murmullo del caos. Se viene a mi mente la lista desordenada y difusa de tengo ques. Imposible dejar de escuchar. Abro los ojos.

 

En la ventana: la bugambilia dibujando el viento; sopla fuerte hoy. La parvada de loros corona comenzando su rutina; la furiosa alegata retumaba en mis oídos. La suplicante y manipuladora mirada de panchita, mi gata silvestre, completa el cuadro; no seré cómplice de un asesinato. 

 

Los pericos se quedan dando vuelta en mi cabeza; todos los días, 7:30 am, sin falta. Quiero, necesito esa disciplina. Debo aprender a silenciarme. 

 

El tiempo pasa. Trato de distraerlo navegando entre imágenes, sonidos y palabras: Gmail, WhatsApp, Telegram, Instagram; y ahora también Facebook y TikTok. El murmullo aumenta un decibel por segundo. La lista en mi mente crece sin control. WhatsApp, una plaga de cículos rojos invade mi pantalla. Telegram, acá la peste es azul. Instagram, deslizar, deslizar, esto parece que jamás va a acabar. Facebook, ¡Dios! No entiendo, lo mismo pero con más rollo ¡Cuánta publicidad! TikTok, necesito dejar de comer, meterme a clases de baile; no bueno, ¡mejor vuelvo a nacer!  Imposible ignorarlo. Calendar. El señor caos cobra vida. La adrenalina como el viento, me recorre a toda prisa. Picazón, palpitación, desasosiego. Algo me jala de la cama. Siento cómo el peso de la lista me ancla a la mañana. Comienza el día. El murmullo baja. El caos, al fin está aquí.

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