¿Por qué todxs mis amigxs se quieren matar?
Artículo original: Why do all my friends want to kill themselves? de Michael R. McBride
Traducción: Joaquín Rodríguez
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I
Somos los hombres huecos
Somos los hombres rellenos
Inclinándonos juntos
Con las cabezas rellenas de paja ¡Ay!
Los Hombres Huecos – T. S. Elliot
– – –
Cada tanto me llegan mensajes a las 9 a.m. que me dan miedo. Vivo en Londres ahora y, dependiendo la zona horaria, son las 3 a.m. en Estados Unidos.
Mientras tranquilamente como un yogurt griego (y quizás una banana), mi celular vibra en la mesa.
“Michael, me quiero cagar matando”
Puede ser cualquiera.
Mi corazón empieza a golpearme el esternón. Dudo antes de abrirlo; van a ver el visto y esperar una respuesta.
“¿Estás bien?” escribo.
Borro ese texto, letra por letra.
“Jajajja, yo también.”
Lo mando.
Como algo de yogurt.
Un día, voy a mandarle ese mensaje a un cadáver.
– – –
No soy tan inocente como para pensar que mi generación es la primera que experimenta la depresión en masa. T.S. Elliot escribió el poema “Los hombres vacíos” hace cien años. Cien años antes un pico de enfermedades mentales se le adjudicaron a los trenes que recién habían sido inventados. Lxs “científicxs” teorizaron que las vibraciones literalmente quebraban los nervios.
No, no creo que la depresión sea nueva; estoy seguro que incluso los cavernícolas, algún tiempo después de descubrir el fuego, sintieron algún tipo de pesadez interna.
Tampoco creo que mis circunstancias sean particulares. Crecí en Plano, Texas. Fui a una universidad relativamente buena en California. Mis viejxs todavía están juntos. Tuve que trabajar para poder estudiar, pero desde entonces no me fue tan mal. Mis amigxs y yo no nos veríamos extrañxs en una publicidad de Stella Artois.
Entonces, ¿Por qué todxs queremos cargar un revólver, ponernos el caño en la sien y hacernos mierda la cabeza?
Si tenés más de treinta y cinco años, tal vez esto último te pareció un poco perturbador. Estás preocupado y querés llamar a mis viejxs.
Pero si todavía estás en tus veintes, hasta se te puede haber escapado una risita.
Los tiempos cambiaron.
Imaginate esto: Estás viendo Seinfeld. Jerry sale caminando para empezar uno de sus monólogos.
“¿Alguna vez se sintieron solos en la ciudad?” le pregunta a la audiencia. “Yo sí. ¡Me da ganas de tomar un buen puñado de analgésicos y no volverme a despertar!”
La audiencia explota. Empieza el tema.
Es el chiste de gran parte del humor moderno. Nihilista, auto-inmolante. Terriblemente identificable.
Nos hace sentir menos solxs.
Seguí cualquier cuenta de memes en Instagram. No vas a tener que esperar demasiado hasta encontrar un posteo sobre depresión.
Mirá los comentarios.
“Es tan yo”
“Es tan nosotros”
– – –
Vamos saltando alrededor de la tuna
Tuna tuna tuna tuna
.– “Los Hombres Huecos”
– – –
Cuando T.S. Elliot escribió “Los hombres huecos” escribía para una generación rota por la guerra más terrible que había visto el mundo; la modernidad nacida del fuego y la automatización, de la sangre y la tecnología.
Pero no sé qué es lo que está rompiendo a mi generación.
¿Fuego? ¿Sangre y tecnología?
Todo el mundo intenta vincularlo a una sola cosa: Trump, la recesión, las redes sociales. Quizás es el sistema de salud. Las armas. Quizás si todxs pudiéramos hacer la facultad sin trabajar y comprar una casa a los veintidós, no nos sentiríamos así. Quizás si no gastéramos toda nuestra plata en una birra artesanal no nos dolería tanto. Quizás si Tinder no nos ghosteara no nos quedaríamos, ciegos, viéndonos en una vitrina.
– – –
Despertando solos
A la hora en la que estamos
Temblando tiernos
Los labios que besarían
Crean plegarias a la destruida roca.
.– “Los Hombres Huecos”
– – –
Y los IPhones rotos.
No sé. No sé por qué la esperanza de vida bajó los últimos dos años seguidos. No sé por qué los jóvenes tienen ansiedad cuando van a pedir una pizza por teléfono. No sé por qué los medios creen que necesitamos fentanyl, spinners y un filtro de instagram para levantarnos cada mañana.
Pero sí sé que mis amigxs se quieren matar.
Y sé que nos da miedo, realmente nos da miedo cuando Anthony Bourdain se mata.
Sabemos que es el tipo de persona que respondería “Jajajaj, yo también”
Sabemos que en una reunión aburrida apoyaría los dedos como una pistola en su sien, y apretaría el gatillo, esparciendo sus sesos imaginarios en la mesa de reuniones. Tendríamos que contener la carcajada tras nuestros cuadernos.
Todxs sabemos eso; entonces nos confundimos cuando el tipo que comió fideos con Obama deja de responder el teléfono.
Y vamos a escribirle a un amigo un whatsapp “¿Todo bien?”
Y lo borramos.
Y abrimos Facebook.
“Es todo tan triste. Recuerden, háblenle a sus amigxs. Los que parece que menos lo necesitan usualmente son los que más”
Publicar.
– – –
Entre la idea
Y la realidad
Entre el movimiento
Y el acto
Cae la sombra
.– “Los Hombres Huecos”
– – –
Muchísimxs conocidxs se mataron. Las eulogías ad-hoc aparecieron en mi muro de Facebook; me sentí mal de que murieran con una foto de perfil tan boluda.
El padre de mi mejor amigo se colgó cuando estábamos en séptimo, pero no hablamos de eso hasta que estuvimos en 2º año.
Hay días que tres o cuatro amigos me dicen que se quieren matar. Por ahora tuve suerte -siempre era una joda.
– – –
Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la sombra
.– “Los Hombres Huecos”
– – –
Kevin Hines, una de las pocas personas en sobrevivir de saltar del puente Golden Gate, estuvo en la baranda por cuarenta minutos. Después dijo “Si alguien hubiera parado y me hubiera dicho `¿Todo bien?` no habría saltado. Pero no podía pedir ayuda yo mismo.”
Quiero hablar con amigxs. Pero cuando abro mi boca para sonreír, se hace una risa.
Claro que queremos matarnos. Es el 2019.
Cuando un amigo necesita una mano, le das una mano. ¿Pero cuando son veinte? ¿Cuando el constante dolor y sufrimiento mental leve, que cada unx de mis amigxs tiene, se está yendo de las manos?
Tengo miedo que sea como el ruido de la heladera; no lo voy a notar hasta que pare.
Voy a malinterpretar el tono de un texto; voy a reírme cuando debería sonreír; voy a sonreír cuando debería llorar.
Voy a responder demasiado tarde.
Uno de mis amigos se va a matar mientras como un yogurt griego y una banana.
Porque todxs mis amigxs se quieren matar.
– – –
Así termina el mundo
Así termina el mundo
Así termina el mundo
No de golpe sino de un quejido.
.– “Los Hombres Huecos”
– – –
La depresión no es nueva. El humor negro no es nuevo. Pero la tecnología le dio una inmediatez a nuestra agonía; las enfermedades mentales tienen un botón de “Después”. Por un lado, es genial que haya más gente hablando de salud mental. La risa puede ser catártica.
Por el otro lado, no estoy seguro que estemos realmente equipadxs para enfrentar esto.
Los llantos, pidiendo ayuda, cuando son mandados en un whatsapp, son usualmente inaudibles entre la cacofonía de quejas. No hay un golpe característico para distinguirlos.
En general son solo un silbido.
Intentemos escucharlos con más atención.
– – –
“Michael, me quiero cagar matando”
“Jajajaj, yo también… ¿Che, todo bien? ¿Cómo estás?”
Lo mando.
Como una cucharada de yogurt.
Visto a las 9:05 a.m.
“No.”
No de golpe, sino de un quejido.
_Línea de prevención del suicidio: 135 (linea gratuita)
(011)5275-1135 desde todo el país
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