Mucho tiempo he estado recomendando a Zambayonny




Mucho tiempo he estado recomendando a Zambayonny. Sin interés por plagiar a Proust y su afable manera de narrar, me interesaba comenzar este pequeño artículo, referido al cantante popular (que en este caso todavía no considero que sea lo mismo que “popular cantante”) para así sacarles una sonrisa antes de que (tal vez) se horroricen por lo que voy a poner luego.


Desde que escuché las primeras canciones de “Zamba”, a quien me referiré así desde ahora, supe que, aunque me reía, existía una interpretación más profunda, y escuchando algunas canciones más (en esos tiempos solamente escuchaba “Salvando las distancias”) comencé a difundirlo con la frase “Zamba es un poeta”.


Es que me fascinaba la facilidad que tenía para engatusarme con sus versos llenos de vulgaridades y de coloquialismos, que eran atravesados por figuras poéticas e imágenes impactantes. Eso que a mí me pasaba cuando leía poesía que me gustaba. Así siguió mi experiencia de la música de Zambayonny, esperé “Búfalo de Agua”, que fue, al salir, tan insultado por no insultar tanto. Mi opinión es que fue insultado por esos que no veían al poeta atrás del tipo que bardeaba. O más bien, que no veían por qué el personaje en el medio de una letra sobre la espera casi como la de Penélope a Odiseo, pero invertidos los roles, metía un “Volviste muy muy puta de Gesell”. Claro que también puede ser que ellos creían que eran dos cosas paralelas, que por un lado hacía poesía y por el otro puteaba, no veían que eran dos partes inalienables. La bronca del perdedor (y cuantas veces el perdedor es el poeta, ¿No?).


El paso al otro disco fue diferente, la saranda grosa había sido de “Salvando…” a “Búfalo…”. De “Búfalo” a “Los años locos” habrá habido dos o tres que no estuvieron absolutamente de acuerdo, nada más, lo escucharon un par de veces más y les empezó a gustar.


Ahora bien, sucede que lo seguí escuchando, y lo sigo escuchando, y además lo estoy escuchando mientras estoy escribiendo este artículo, pero me arrepentí, o más bien hice una movida Barthesiana y ahora busco contrariarme. No creo más que Zambayonny sea un poeta.


O por lo menos no un poeta como los poetas más clásicos, hay dos cosas que me hicieron cambiar de opinión. La primera fue escuchar “Satélites Caídos” (de “Los años locos”) un día en el que había tomado algunos vinos de más. Y la segunda fue la (por otro lado, recomendadísima) columna que él mismo comenzó junto a Daniel Caporaletti, en “Ni a palos.”, segmento del diario “Tiempo Argentino”, denominada “Futbol para extraterrestres”. Leer esas pequeñas historias, relatos ínfimos de fútbol y otras tantas cosas (Porque siempre hay que desconfiar cuando Zamba nos dice que está hablando de un solo tópico) me hizo entender que Zamba no es un poeta. No, es un narrador, y además es un narrador (usando un castellanismo) de la ostia. Y fíjense que esto lo digo sin siquiera referirme a los tres libros que escribió y publicó (Sus novelas: Biografía de un superhéroe, Marea Editorial, 2010; Leyenda de un superhéroe, Marea Editorial, 2012; y su libro de cuentos: La suerte del campeón, Marea Editorial, 2015), porque es obvio que en sus libros él es un narrador, no, en este caso lo que quiero decir es que Zambayonny es el cantante más narrador que hay. Es alguien que puede escribir una canción y en una estrofa, quizás incluso en media estrofa, contarnos una historia espectacular, y usando la conocida teoría del iceberg de Hemingway nos dice dos líneas de una historia que él conoce y nosotros imaginamos lo que resta. Por ejemplo, volviendo a “Satélites caídos”, podemos encontrar esta estrofa:


“Diez mil parientes insisten tanto


Que el chico acepta ir al piano


Se sienta y toca la marcha fúnebre


Jamás volvieron a molestarlo.”


Y que entrelazada con todas las micro historias que se cuentan, casi como si fueran las historias de tres líneas de (es necesario nombrarlo nuevamente) Hemingway, se complementan y nos terminan hablando de la fantástica actitud argentina de brindar aunque estemos en el peor momento. Sin embargo, re escuchando grandes canciones, hay una que me fascina aún más, “La leche al teg”.


“Los ladrones ya tomaron el control


Del kiosco a punta de pistola


El kioskero viejo cometió un error


Y ahora su mujer ahí lo llora


Vos en la vereda con tu mp3


Oyendo a los Strokes en otro mundo


Contando las monedas para un philip 10


La tarde se nublaba en un segundo”


Los invito a escucharlo para que puedan realmente percibir lo que les digo. En realidad las estrofas están separadas, pero en la canción (disculpen la individualidad) las escucho como una sola, que cuenta dos historias (una, vista desde dos puntos diferentes).

Ahora, estoy escuchando “Hotel de Canciones”, que definitivamente me encanta, y me confirma (quizás también a ustedes) que Zamba es, sin duda, uno de los mayores narradores argentinos de la actualidad. 

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