Desde el carajo
Desde el carajo, ¿se puede avistar tierra? Una inmensidad del carajo es la inmensidad, y eso que no tenemos ojos en la nuca aun-que lo pretendamos con eso que llamamos pasado, siempre mirando hacia atrás. No se necesita luz para ver, se puede en la oscuridad, a veces también hay claridad, otras no. El tercer ojo es interior aunque esotérico, no queda literalmente “en el carajo”, pero dada nuestra locación como segunda ubicación, se va (o va, o viene) al carajo.
Carajear puede ser ambivalente, en la mar o fuera de ella. ¿Cómo sabemos que quien está en el carajo no miente o fabula? ¿Cómo sabemos que paradójicamente no se va al carajo en el carajo?
Suponiendo que nos mandan al carajo (suele suceder más de lo que pensamos o escuchamos, en general no estamos presentes), y ya estamos ahí ¿qué vemos?
Si todo está lejos, si los sonidos son oídos recién cuando mueren, ecos de agonía; todo está abierto. Podemos ahogarnos o aburrirnos de existir siempre en el carajo, caer, elegir caer, tirarse; los sentimientos se expanden hasta disolverse sin siquiera tener un principio, son solo intensos instantes en este gran silencioso abismo que no espera, susurra. Allí todo está: listo
preparado
derrapado
sucede
existe
para el carajo.
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