Directamente incorrecto

 



Recuerdo unas frases de Woody Allen en la película “Manhattan”, que me gustaría citar para comenzar. En esta película en un momento se comenta que un grupo de neo-nazis van a marchar en Nueva Jersey, uno de sus amigos snob comenta que hubo una muy buena sátira sobre ellos en el diario, a lo que él responde: “Las notas satíricas son algo muy bueno, pero un bate de béisbol y unos ladrillos realmente les mostrarían el punto” (es una traducción un poco libre). Es imposible no sonreír con este comentario, sin embargo me sirvió, personalmente, y para nada tiene que suscitar lo mismo en todos, para meditar sobre los pensamientos que circulan hoy en día por nuestras bocas y, cómo no, por nuestras redes sociales. Por esas líneas e imágenes que se esparcen por la red como lavandina y marca esas publicaciones que nos hacen, en general, darnos cuenta de qué personas deben irse de nuestro círculo. No, no me refiero en este caso a esas personas que, aunque amables y sencillas, viven llenando nuestros muros de facebook o cuentas de twitter con las fotos de sus hijos creciendo, eso aunque sea nos saca una sonrisa (las primeras trescientas cuarenta veces), sino que hablo de esas publicaciones en las que, por tomar un ejemplo, se puede observar a dos pibas morochas, de unos diecisiete años, embarazadas, con algún comentario racista/xenófobo. O la imagen de dos personas homosexuales en la misma situación que cualquier otra pareja, observada con unas líneas de asco homofóbico.


Ejemplos hay miles, sin embargo, todos nuclean una misma polémica, todos marcan el mismo límite. ¿Dónde termina lo “políticamente incorrecto” para alcanzar lo “directamente erróneo”?. O sea, ¿Dónde se marca el límite entre lo que “no se dice” por ser grosero, y lo que “Nadie debe decir” porque es ilegal? ¿Cuantas veces se le puede decir “Negro de mierda” a una persona para que sea considerado como algo aberrante? (“Cuidado, que no es por negro de piel eh… negro de alma me refiero yo” Frase estúpida y denigrante para toda la humanidad)


¿Hasta qué nivel de odio estamos dispuestos a aceptar por alguien que ama a personas de un sexo diferente al que dicta el status quo?


Yo tengo la respuesta clara a varias de estas preguntas, a todas incluso, pero resulta que al contrario de lo que mi yo de 10 años creía, no todos lo hacen. O peor aún, muchas personas tienen clara su respuesta vil y podrida.


Siento, personalmente, que cada vez nos estamos acercando más a los 2 minutos de odio que imaginó Orwell en 1984, con narración nuestra, extendido a 24 horas del día, con intermedios de gatitos en youtube.



Me permito hacer la viceversa, y preguntar, ¿Hasta qué punto se puede tolerar ese odio y hasta qué punto hay que irlos a enfrentar con ladrillos y (argentinicemoslo) palos?


La libertad de expresión es algo maravilloso y que se debe mantener entre todos, y así y todo, no hay que olvidar que la libertad de expresión se puede ejercer también desde el otro lado y criticar a todas las personas que con su odio, provocan odio a quienes ningunean. Si un neo-nazi hace un programa de televisión destacando lo positivo de la raza aria, ¿Hay que permitirle hacerlo? Dejemos de hacer hipótesis… Si un neo-nazi, reprime una marcha de mujeres en mar del plata o pintarrajea una casa con esvàsticas, o mata a patadas y trompadas a un pibe, o provoca tantos otros hechos detestables que gritan mostrando una ideologìa absolutamente alineada a un nazismo extremo (http://www.lacapitalmdp.com/el-documento-que-revela-el-accionar-fascista-en-mar-del-plata/), ¿Hay que permitirle hacerlo? Porque, se pueden discutir las diferentes agresiones que los diversos grupos se hicieron uno al otro, los argumentos, pero todo eso se puede discutir hasta que el que las realiza es un neo-nazi. En ese momento, lo lógico es cortar todo argumento y replantearse si vale la pena escucharlo, si vale la pena dejarlo libre, si vale la pena respetar su libertad (no ya de expresión, sino su libertad per se) y no meterlo en la cárcel al instante.


Bien, ahí tenemos un ejemplo extremo, que de cualquier forma es probable que genere discusiones, así que por ahora no voy a mencionar a todas las otras personas que lo hacen abiertamente. A las embarazadas que publican mensajes horripilantes contra los boliguayos, porque el llevar un pibe en la panza no las hace santas, tristemente.


Es lamentable, para mi principalmente, pero no puedo responder a varias de las preguntas que esbocé en este texto, sin embargo si espero que, en toda nuestra libertad, cada uno se plantee sus respuestas y las comparta, porque si nos quedamos insensatamente callados, la voz del odio idiota va a reunir a todas sus tropas y vamos a lamentarlo una nueva vez.

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