"Una tarde en Bellavista" (cuento) de Tomás Araya



En un pub de Bellavista llevan desde hace un buen rato entrecruzando miradas mientras conversan con su grupo. Dos son las mesas que marcan la distancia mientras suena un reggaetón.

Él se juntó con amigos del colegio. Llegó a las cinco y ya son cuarto para las seis. Se ha tomado tres vasos de cerveza y hay dos botellas en la mesa. Apenas llegó, uno de sus amigos enroló un pito, en total han fumado dos. Está más volado que curado, aunque un amigo le estaba sirviendo el cuarto vaso. 

Ella llegó a las cinco y media. Había salido de la universidad y apenas salieron de clases improvisaron la idea. Dentro de la universidad comenzaron a contar la plata que tenían. Tres tenían cinco, dos diez mil, dos tenían mil, ella tenía seis mil en la tarjeta y uno no tenía nada. Cada uno puso mil, se consiguieron una mano de yerba, compraron y el resto lo fueron a gastar en cerveza. Cuando llegaron, enrolaron el pito y comenzaron a fumar. Las cervezas aparecieron y cuando lo empezó a mirar ya iba por el segundo vaso.

La miraba, pero no sabía si ella lo estaba mirando. Podía ser una confusión, que realmente estuviera mirando a un amigo suyo o alguien en la mesa detrás, pensó en un momento. Un amigo empezó a decirle que se tomara el vaso al seco y los demás lo apoyaron. Este reaccionó y se tomó la cerveza en un sorbo. Le sirvieron otro vaso y siguió tomando. 

Ella dejó de cruzar la mirada por un rato. Comenzó a bailar al lado de la silla la canción que sonaba, una amiga la acompañó. Un hombre del mismo grupo comenzó a bailar con ella, su pololo pensó. Al rato dejó de mirar y siguió tomando con sus amigos.

En cada lado sin mirarse, seguían tomando y fumando. En un momento él pensó que podía irse en pálida, pero logró recuperarse. Fue al baño a mear, ella igual. Los dos esquivaron a la gente que se amontonaba a lo largo del pub. Se encontraron de frente, pero solo se miraron. Entraron a sus baños. Meó en el orinal más solitario y compartió unas palabras en el lavamanos. Ella se sacó una foto con una amiga y volvió cinco minutos después que él.

Siguió tomando y fumando, se dio cuenta que ella lo volvía a mirar. Sonaba una canción de Bad Bunny que ella comenzó a cantar, él la empezó a tararear. En un momento él derramó su vaso. Parte de su pantalón quedó húmedo impregnado con cerveza, le dio vergüenza que ella hubiera visto. Miró a la mujer que atendía, le pidió toalla nova para secar y limpiar la mesa. 

Enrolaron otro pito y siguieron fumando. Pidieron una chorrillana y dos botellas más, el cielo ya se había anochecido. En la mesa conversaban del colegio, recuerdos, bromas que se hicieron y le hicieron a los demás, se acordaron de profesores, las repitencias, los últimos días y la fiesta de graduación, también pelaron a excompañeros y comentaron algún breve encuentro con alguno. También hablaron de sus situaciones actuales. Él comentó que estaba a punto de terminar la universidad y que terminó una relación hace un año. El que enroló el pito comentó que se había cambiado hace poco. El de la esquina dijo que había terminado con su polola hace poco. El del frente se había titulado y tenía pensado ponerse a trabajar.

En la mesa de ella pidieron tres cervezas más. Miraba el celular y revisaba cada cinco minutos si no le había llegado un mensaje de su ex pololo con el que había terminado hace un mes. Una amiga dio el aviso que había logrado anotarlos en una lista para entrar a una disco que quedaba a dos cuadras, dijo que tenían hasta las doce para llegar.

Ella terminó de tomarse el vaso e inmediatamente se sirvió otro. La chica con la que fue al baño dio el aviso de que unos amigos andaban por el lugar y que iban a venir. Llegó un hombre y dos mujeres. El tipo la conocía del colegio y las otras dos eran compañeras de universidad. Conversaron de sus carreras, pidieron dos botellas más y ella le contó que había terminado hace poco. Le dijo que también venía saliendo de una relación, era mentira.

Él la seguía mirando a lo lejos, un amigo lo empezó a molestar y le preguntó por qué miraba tanto. Él dijo que nada, pero no le creyó y lo siguió molestando. Él dejó de pensar y siguió tomando. En un momento despabiló y se dio cuenta que estaba curado. Le dieron ganas de mear y se levantó al baño, un amigo lo siguió.

Ella seguía hablando con el tipo. Sentía que era interesante, al menos le parecía interesante que estudiara la misma carrera. Ambos se miraban a los ojos mientras tomaban, pero sabían que todavía no era el momento para darse un beso. Una de las mujeres del grupo estaba curada y le entraron ganas de ir al baño, la agarró de la muñeca y le pidió que la acompañara.

El mismo amigo había terminado de mear y le pegó una patada por detrás para molestarlo mientras seguía en el urinal. Le dijo que estaba todo curado y que no sabía cómo se iban a ir a casa, también le dijo lo mucho que lo extrañaba. Él le respondió que igual, que lo estaba pasando bien pero que solo se iba a quedar hasta un rato más.

Cuando ella estaba entrando al baño, él iba saliendo. Se toparon afuera y se miraron de reojo. Él pensó que ella no lo había mirado, ella pensó que él no la había mirado.

Ya en el baño, ella intentó ayudar a su amiga a vomitar. Le sujetó el pelo para que no se lo manchara, pero no vomitó. Estuvieron ahí por cinco minutos más hasta que salieron. El roll de sushi que compraron a la salida del metro mencionó la amiga.

Cuando llegó a sentarse a la mesa con su amigo, vieron que había una pelea afuera del local. Uno de los guardias estaba golpeando a un tipo en la entrada del pub. La gente empezó a gritar y trataron de linchar al guardia que fue socorrido por los meseros que lo escondieron en el local. A él y a los demás les impresionó, pero no le dieron mayor importancia. Uno de la mesa quiso ir a ayudar, pero él le dijo que no se metiera, que ya había mucha gente ahí.

Ella salió del baño con su amiga y vio que los meseros escondían a uno de los guardias dentro de una puerta. Cuando llegó a la mesa el amigo de su amiga le contó que uno de los guardias noqueó a un tipo en la entrada. Una de sus amigas le dijo que iban a pedir un par de cervezas más y que se iban a la disco. No quiso tomar más, pero aceptó un par de pitiadas que le ofrecieron.

Fue pasando el rato, ya en las mesas no había más que botellas. Los cigarros se acababan y tenían que ir a comprarse. En la mesa de él ya tenían pensado irse, en la de ella se estaban acabando la última cerveza antes de ir a la disco. Él la miró por última vez y pensó en un momento en ir a pedirle el Instagram o el número, pero no lo hizo. La vio salir mientras ella miró hacia al lado, y pudo apreciarla de perfil. Ella se levantó de la mesa junto al grupo con el que estaba, al salir del lugar se giró para mirar de reojo. 


Instagram del escritor

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