II o Narrativas de la canción

 

Por Joaquín Rodríguez

___

Hoy el viento se abrió,

quedó vacío el aire

una vez más,

y el manantial brotó

y nadie está aquí,

y puedo ver,

que solo estallan las hojas al brillar,

Cisne

Luis Alberto Spinetta


Todos lo sabemos, las canciones son poesía. Petrarca compuso canciones, Neruda compuso 20 poemas y una canción desesperada, pero más aún, pocas personas, entes demasiado estáticos en el tiempo, se animarían a explícitamente decir que el epígrafe de este artículo no es el fragmento de un poema. Aún con la firma de Spinetta (no ya por su fantástico libro “Guitarra negra”, como a Bob Dylan no se le dio el Nobel por Tarántula), aún oyéndolo ser cantado. De ser uno de esos entes, por su bien, no siga leyendo.


No, el artículo no es una seguidilla de obviedades, como segunda parte de este tríptico viene a dar un comentario, una nueva nota al pie previa.


Las canciones no solo son poesía, especialmente ahora lo que me interesa es destacar el carácter narrativo de muchas de ellas. Hace ya un tiempo planteé esta misma cuestión en un artículo que titulé “Mucho tiempo he estado recomendando a Zambayonny” en este hablé de la calidad como artista que posee para, en algunos versos, narrar historias, para hacer microhistorias que componen finalmente un relato mayor.


Es una característica de muchos autores musicales el querer contar una historia pre-existente o crearla. En el ámbito del metal se cuentan por cientos (más aún si contamos lo “under”) las bandas de Folk y Power fundamentalmente, pero también de Heavy clásico y otras que lo hacen. Reconocido es el caso de Rhapsody que armó discos donde se cuentan historias y aún una saga entera, o Legado de una Tragedia que tomó las historias de Poe y las resignificó en canciones. Ejemplos sobran: Saurom de España que hizo un disco doble para la primera parte de “El señor de los anillos” y otros que ya no voy a seguir nombrando, pero también hacen historias en un solo tema o disco o sagas en varios discos. Sin embargo no solo es el Metal el género que monopoliza estas características, en Argentina tuvimos una banda como Sui Generis, que aunque suele mantener una veta poética, en “Fabricante de mentiras” o “Mariel y su capitán” cuentan historias bien definidas, o Rodrigo que narra en seguidilla historia de amor (de hecho, en Ocho Cuarenta produce el mismo efecto que Zambayonny, muchas historias para alcanzar un solo tópico) y de hecho hace, lo que considero es una trilogía, que explicaré a continuación.


Rodrigo y lo mejor:


Hay muchas canciones de Rodrigo significativas, por lo que se dificulta encontrar “el mejor”, o encontrar alguna marca de significatividad.


Tengo que encontrar otro método, lo que sí puedo hacer es buscar varios enganchados de él y evaluar qué temas nunca desaparecen. En esa lista definitivamente va a aparecer “Lo mejor del amor” y “¿Cómo le digo a mi mujer?”. Yo considero que esas dos canciones son dos partes de una misma historia, dos caras si se quiere, con una pequeña variación temporal. En “Lo mejor del amor” el personaje cuenta, con un pasado ambiguo que no deja saber si está hablando de algo que haya sucedido hasta hace tiempo o no “FUE lo mejor del amor” las aventuras de dos amantes casados que se reúnen en un cuarto a amarse, que se quieren aunque su relación sea extraoficial. En “¿Cómo le digo a mi mujer?” el personaje parece estar decidido, no ama más a su esposa, la canción entera está también interpelando a su amante, y a un oyente retórico con la pregunta. Cómo se puede adivinar por el título, el personaje está pensando en la conversación que (da la sensación) en breve tendrá con su esposa oficial. En ambos textos se evidencia una situación similar, con nulas variaciones, con un vínculo innegable. Pero hay un punto más, un final a esta historia que transmuta en trilógica, si se sigue escuchando el disco de enganchados (o se deja correr infaltable la reproducción automática de Youtube o Spotify) eventualmente por los parlantes se va a oír:


Cómo olvidarla, cómo olvidarla


si se llevó de mi vida lo mejor


cómo olvidarla, cómo olvidarla


si ella fue lo mejor del amoooor


Ojos mirando a la nada, toda la energía puesta en una canción de Rodrigo. Cómo dudar que esta canción se refiere al mismo narrador de las canciones pasadas cuando en la que presentamos como la fundante (¿O precuela?) se puede oír/leer en el título y el estribillo: “Fue lo mejor del amor, lo que he vivido contigo”. Insospechable, Rodrigo creó un vínculo, una intertextualidad y hasta un dialogismo entre sus canciones. El personaje (vinculable a la imagen del mismo Rodrigo, por qué no) cuenta sus experiencias, toma sus decisiones y tenemos que esperar a la siguiente canción, como los lectores de Folletín esperaban a la siguiente edición para saber cómo continúa. Se puede pensar que el final de la historia queda abierto, pero de hecho con la reiteración de la frase “Yo no olvido, no” parecería bastante clara la decisión que toma, así y todo, nada de vivieron felices para siempre. El drama es palpable y absoluto ¿El personaje cambió de idea? ¿Se suicida teniendo en cuenta la imposibilidad del amor extraoficial y que es “lo mejor” (así, en neutro)? Quizás esta es una lectura muy shakespereana, lo cierto es que hay una profundidad textual y narrativa en este texto. Lo cierto es que no puede considerarse a las canciones como un género menor y su carácter narrativo es intenso. Aún falta un artículo más donde prometo que se va a entender la necesidad de estos dos primeros, no me abandonen aún.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Espíritu en el agua- Stella Maris (microrrelato]

"Líneas mojadas sobre la mesa" (Cuento) de Diego Carrizo

"Perlas de Luna Triste"-Maximiliano Bessone