¿Dónde enterramos el cuerpo de Woody Allen? – Análisis de Fleabag
por Joaquín Rodríguez
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Antes de la cuarentena no había escuchado hablar de Phoebe Waller-Bridge, sí de Fleabag, (algunx críticx o amigx cercano la había nombrado). Terminada la tercera semana, la había visto completa (tampoco es tanto, 12 capítulos), pero también Crashing y Killing Eve. Ah, a Killing Eve sí la habían recomendado lxs críticxs pero tampoco me llamaba mucho la atención. No contento con esto, vi varias entrevistas que le hicieron, en una mencionaba Mydidae, una obra de teatro que representó, y también me leí la obra.
¿Fanático? No, yo también lo pensé, pero no. Es más bien una profunda confianza en el arte que consume/elige protagonizar unx artista. Siempre hay gente recomendando películas, pero tomé a Phoebe Waller-Bridge como ese amigx que sabés que no te falla nunca, que si te recomendó una película o serie, sí o sí va a estar buena.
Y no falló de hecho.
Mydidae es una obra de teatro contemporáneo increíble, con una puesta de escena novedosa; Crashing es una comedia corta pero con un ángulo que escapa a la clase media tradicional; Killing Eve un policial turbio y con un desarrollo de los personajes especial; Fleabag…
Bueno de Fleabag venía a hablar, y de Woody Allen, y de los popes (como me gusta usar esa palabra) de ciertos ámbitos.
¿No les parece fantástica la recursividad? ¿No les parece fantástico cómo podemos seguir haciendo arte original hoy, después de siglos de humanidad? Como, aunque la ruptura de la cuarta pared existe en la literatura, en el teatro (de donde viene el término), en el cine, hasta ahora a nadie se le había ocurrido hacer un uso narrativo así de vital para la trama.
Fleabag toma un recurso que a esta altura ya es de la humanidad, como si fuera el plot twist (patente pendiente), y lo lleva al extremo. La personaje, que vive de su relación con el público, se quiebra y con ella la relación, y con ella el sistema mismo de la serie que nos tenía acostumbradxs a un humor y drama de muchísima calidad con elementos que se tomaban prestados a tantas otras series o películas. Rompe la cuarta pared y es la ruptura de la ruptura, la cámara nos habla a nosotrxs, ella le habla a la cámara y el pastor le habla a ella, y en esa ruptura está el drama no sólo de los personajes, sino de nuestra relación misma con esta serie, de nuestra relación misma con fumarnos dos temporadas enteras de una serie en dos días. La ruptura del comfort y de lo conocido que nos muestra el arte que subyace.
Ahora puedo imaginarme lo que sintió la gente cuando, acostumbrada a cierto tipo de cine, fue a ver Annie Hall y se encontró con la cuarta pared rota. Fleabag fue un paso más, rompió con el hito de una generación de filmografía y de series, y ahora nos toca a nosotrxs contemplar qué es lo próximo que se va a hacer. Por primera vez estoy esperando una película de James Bond.
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